El músculo de la imaginación

En teatro tratamos siempre con un material muy abstracto,escurridizo y muy maleable pero que debemos intentar cuidar,alimentar y dar forma.Del mismo modo que los atletas o los bailarines ejercitan, activan y tonifican los músculos de su cuerpo , en el teatro pondremos a funcionar el que no es más útil de todos: el denominado “músculo de la imaginación”.

Durante el curso vamos a ejercitar dicho músculo, herramienta fundamental en el arte escénico, a través de una serie de técnicas con el objetivo de crear una serie de hábitosen el niño.

Motivarles para «dar la vuelta a las cosas» o lo que es lo mismo, enseñarles a desarrollar el pensamiento creativo. Sus ideas serán fundamentales para construir pieza.

El curso tendrá como uno de sus objetivos el desarrollo de nuestro “yo creativo” –personal e intransferible- y lo vamos a realizar añadiendo un ingrediente fundamental: la poesía.

Es decir, “con poco vamos a intentar hacer mucho”. Como veremos durante el curso, un simple objeto casero y rudimentario, por ejemplo, nos servirá para componer un personaje o incluso una escena o situación.

No me extenderé mucho sobre la creatividad, pero sí quería resaltar algunas virtudes pedagógicas que tiene la persona creativa y cómo esta capacidad se interrelaciona con otras materias haciéndola, a mi entender, imprescindible y eminentemente práctica para la formación integral del niño.

Una persona creativa es:

Observadora. Tiene una capacidad de observación desarrollada que le ayuda a usar dicha capacidad como material de trabajo en el mundo que le rodea. Observando el mundo de forma activa y como una obra de arte hace a menudo que extraiga algunas de sus mejores ideas de ahí.

Improvisadora. Tiene la capacidad de fabricar algo desde la nada.

Inquieta. Tiene curiosidad intelectual. Es insaciablemente curiosa y ávida de aprender y con afán de superación. Plantea grandes preguntas normalmente, opta por cuestionar cualquier aspecto de la vida e incluso cuando envejece, mantienen activo su sentido de la curiosidad.

Arriesgada. Se lanza a probar nuevas experiencias y caminos insospechados. Esa apertura y amplitud de miras le lleva a acometer empresas novedosas.

En las edades formativas este aspecto es fundamental, pues mejora el rendimiento escolar. «Estar abierto a nuevas experiencias te lleva, la mayoría de las veces, a obtener logros creativos».

Motivada. Suele tener una motivación intrínseca. Una persona creativa está motivada a actuar desde sus más internos deseos, en lugar de buscar el reconocimiento o las recompensas externas. Muchos psicólogos han demostrado que la gente creativa obtiene su energía de las actividades que le plantean desafíos, lo cual es una muestra de la motivación interna. Las investigaciones sugieren que solo con pensar en los motivos intrínsecos que te mueven a hacer algo se puede activar la creatividad.

Soñadora. Potenciar el soñar despierto, a pesar de lo que muchos profesores nos hayan dicho, no es en absoluto una pérdida de tiempo.

Según diferentes estudios, dejar que la mente me rodee libremente puede contribuir al proceso de «incubación creativa». Sabemos por experiencia que las mejores ideas se nos ocurren de repente, cuando tenemos la mente en las nubes.

Dicho proceso va ligado a un estado cerebral muy dinámico y exigente, pues conlleva conexiones y percepciones en relación con nuestra habilidad para captar la información frente a las distracciones. También se ha descubierto que soñar despierto activa los mismos procesos cerebrales que se asocian a la imaginación y la creatividad.

También puede ayudarnos a salir de nuestra percepción inmediata y a fantasear sobre cómo será nuestro “yo” futuro. Esto activa otras formas de pensamiento, que pueden ser una baza importante para el trabajo creativo.

Emprendedora. Si hay algo que distinga a las personas altamente creativas del resto es la capacidad de ver oportunidades donde otros no las ven.

Tolerante. El amor por la diversidad. La diversidad de experiencias es crucial para la creatividad. A la persona creativa le encanta alterar las cosas, tener nuevas experiencias y evitar que su vida se convierta en algo monótono y mundano. Además, suelen desarrollar un alto sentido del humor como herramienta de cuestionamiento propio y como antídoto a las ideas fijas e inamovibles. Esto le sirve de paliativo a extremismos y a todo tipo de fanatismos.

Autodisciplinada. La persona creativa entiende el valor de la concentración mental, pues su trabajo depende de ella.

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